27 jul 2013

Mi cartero y el servicio de Correos en Suecia




Mi cartero, de momento, es un rostro anónimo pero en su favor tengo que decir que tiene desde el principio todo mi cariño y mi respeto. Primero, porque se recorre el vecindario en esta bicicleta; segundo, porque sube los cuatro pisos y no se queja. Y podría hacerlo, porque en nuestro bloque tenemos una entrada enorme, tan enorme como vacía. Allí quedarían estupendos unos buzones pero, en lugar de eso, el buzón es una rendija estrecha en tu propia puerta del apartamento, lo que le obliga a estar escaleras arriba, escaleras abajo. Es muy cómodo para los residentes, pero para el cartero (o cartera) debe ser agotador. La tercera razón es que el cartero, con cada visita, te hace sentir un poco más parte de la sociedad. Esta semana es la primera vez que hemos recibido correo, prácticamente casi todos los días. Y aunque es cierto que las primeras cartas han sido todas del banco y de la empresa eléctrica para recordarnos que tenemos que pagar, es como si Suecia en general y Sundsvall en particular ya supieran que estamos aquí y que formamos parte de ella. Los viernes, recibimos también el periódico local y entonces ya eres incluso un poquito más “sundsvaliana”. Porque si tienes un poco de paciencia, diccionario en mano, puedes enterarte de lo que se cuece en la ciudad.



De todas formas, el funcionamiento de Correos en Suecia es un poco particular:

- Para empezar, el transporte. Lo más habitual es ver por las mañanas a las bicicletas de correos recorriendo los barrios del centro. Así que aquí, para ser cartero, tienes que estar en forma. Luego, para las cartas más voluminosas tienen las motos y, finalmente, hay unos furgonetas para transportar los paquetes.

- No intentes buscar una oficina de Correos en Suecia. Si quieres enviar un paquete o recibes una carta certificada, tendrás que acercarte a la gasolinera o al supermercado más próximo. Y es que en el año 2002, el gobierno sueco decidió cerrar la mayoría de las oficinas por disposición estatal, de forma que este servicio quedó en manos de las tiendas de alimentación, quioscos o gasolineras. Precisamente en una de ellas tuvimos que recoger nuestra primera carta certificada. Es un poco raro al principio pero tiene cosas buenas: siempre tendrás alguna cerca de casa y los horarios son más amplios. 

- En principio parece que el servicio internacional funciona bastante bien. Una carta enviada desde Sevilla un lunes ha recorrido casi cuatro mil kilómetros y ha llegado a Sundsvall el jueves de esa misma semana. No está mal para ser correo ordinario. Y eso es una buena noticia porque estábamos esperando a comprobar qué tal funcionaba para empezar a recibir cajas con algunas de las cosas que no hemos podido traernos en el coche y bueno, cualquier otra cosa que las familias tengan a bien enviarnos (y no digo más). 

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