30 sept 2013

Los peligros de comer paella en el extranjero


La semana pasada, la plaza principal de Sundsvall acogió un mercado internacional de comida. Francia, Grecia, Australia, Polonia, Italia, Inglaterra… bueno, los ingleses se lo pensaron mejor y en lugar de descalabrarse la cabeza pensando qué comida traer optaron por los toffees y las tazas con flores. Y a la vuelta de una esquina, el puesto con comida española. Y como con esto de estar lejos de tu país se te despierta el sentimiento patriótico y, sobre todo, un hambre patriótica voraz, pues allí que nos encaminamos a probar un plato de paella. ¿Quién nos lo iba a decir? Paella en el centro de Sundsvall. 

Lo primero que es el puesto de comida española era doloroso de mirar y digo “doloroso” porque tiene unos colores amarillos y rojos que bien podrían brillar en la oscuridad; lo segundo… bueno, pues tres enormes paellas, eso si le concedemos que arroz amarillo dentro de una paellera es igual a paella. Aceptamos pulpo como animal de compañía y me dirigí al chico que atendía el puesto a pedirle un platito. El chaval tenía de español lo que yo de sueca pero bueno, no era una razón de peso para desconfiar. Hasta que después de servirme el plato me preguntó muy amablemente: ¿tabasco?....Se hizo el silencio. Mi cara debía de ser un poema y tardé unos minutos en reaccionar y decirle que no en todos los idiomas que se ocurrían: nej, nej,nej (en sueco), no,no, no (en inglés y en español) hasta que el pobre chaval, que resultó ser francés, me miró sorprendido y me ofreció limón. ¿Tabasco? ¿En serio?... probar la paella daba ya un poco de miedo con estos antecedentes pero ya era demasiado tarde para echarme atrás. Y me fui comiendo mi paella mientras caminaba de vuelta a casa. Y tengo que decir que había muy poca diferencia entre “mi paella” y el paquete de arroz tailandés picante que tengo en el congelador para casos de emergencia. El arroz era amarillo y se cocinó en una paellera, fin de las similitudes.  

Puestos a innovar más me hubiera valido acercarme al puesto de Australia, que servía hamburguesas de canguro, cocodrilos y alguna otra cosa extraña más. Y que, por cierto, era el que más animado estaba.

P.D. En el puesto de España también tenían churros... pero a ver quíén era el valiente ;D.






26 sept 2013

"Balada de otoño" en Sundsvall




"Pintaron de gris el cielo  
y el suelo                                                                                                                             
se fue abrigando con hojas,                                                                                                     
se fue vistiendo de otoño.                                                                                               
La tarde que se adormece                                                                                               
parece un niño que el viento mece                                                                                      
con su balada de otoño".

Yo no puedo evitarlo. Me gusta el otoño. El otoño como el que describe Serrat en su canción. Me gusta deshacerme del calor denso y empalagoso del verano, darle la bienvenida al frío y ver cómo los días van cambiando de tonalidad, vistiéndose de amarillos y ocres. Yo al otoño lo espero impaciente y apenas el aire comienza a oler a lluvia me siento más tranquila. Aquí ha llegado tan poco a poco que casi no me he dado cuenta, no me dio tiempo a echar de menos el olor a lluvia ni a estar pendiente de si llegan los puestos con sus castañas asadas (¿existirá eso aquí?). Simplemente se fue acercando; acortando las tardes, refrescando las noches, hojas despistadas en el suelo y, de repente, una semana entera de lluvias y cielos grises. Mientras en España me hablan con el abanico en la mano, aquí el calendario no ha dado tregua. Puntualidad sueca, que nada tiene que envidiarle a la inglesa.  



Y yo dejo que el otoño me recoja y me cobije. Tardes de manta y sofá, libros, tazas de té humeante, gotas de lluvia tras el cristal, velas en las ventanas y desgastados jerséis de lana. Y de vez en cuando, un día templado con el sol en el cielo, pero lo justo y necesario; no más, para que el otoño sea como ha sido siempre y no una prolongación innecesaria del verano.



Ahora, en Sundsvall el otoño ha hecho su entrada de verdad, como si hubiera estado esperando el permiso del equinoccio para hacer acto de presencia. Y tengo que decir que se parece más a nuestro invierno que a otra cosa, al menos en lo que se refiere a la temperatura. Esta mañana me ha sorprendido un aire helado y he tenido que mirar dos veces el móvil para confirmar lo que veía: 5 grados en Sundsvall. ¡Ahí es nada! Así que por las noches todavía peor. Menos mal que en nuestro apartamento hace ya tiempo que la calefacción central cobra vida después de la caída del sol. Y se agradece, ¡vamos si se agradece!


Lo único que no me cuadra de este otoño en Sundsvall es que esta estación de la hojarasca invita a los abrazos y a mi se me quedan muchos a medio hacer. Pero, a veces, consigo que vuelen muchos kilómetros para que lleguen dónde deben estar: en el regazo de mis padres, colgados al cuello de mis hermanos, enganchados a mi abuela o sujetando a esa amiga que lo necesita. Por cierto que aquí otoño, se dice "höst". Ya sabéis otra palabra más ;D. Y a Sundsvall le sienta bien, luce bonita.



20 sept 2013

Los suecos y su pasión por los coches antiguos


Una de las cosas que nos llamó la atención nada más llegar a Suecia fue la cantidad de coches antiguos que se veía en las calles. Cuando digo coches antiguos no me refiero a viejos sino a clásicos, el matiz es importante. Coches de los años cincuenta o sesenta, la mayoría americanos y en un estado de conservación impecable. Al principio pensábamos que sencillamente habría muchos frikis de este tipo de vehículos que aprovechaban el buen tiempo para sacar a pasear sus descapotables. Pero no es solo eso, aquí hay una auténtica subcultura que no entiende de edades. Te los encuentras circulando por pueblos pequeños (como la foto de arriba, tomada en  Lörudden), en la playa o el aparcamiento del Mediamarkt, como los dos que se encuentra bajo estas líneas.



Muchos de estos amantes de los coches clásicos tienen sus propios clubes alrededor de todo el país y celebran sus propios desfiles. Como, por ejemplo, la Semana del coche clásico de Rattvik, una de las citas imprescindibles para los que disfrutan de estas auténticas joyas de la historia de los automóviles. Son muchas las ciudades que con más o menos envergadura organizan este tipo de encuentros y Sundsvall no se queda atrás. Tiene su propio festival en julio y aprovecha cualquier oportunidad para volver a mostrar con orgullos sus coches. La última vez fue durante la celebración del Stenstansdagarna del que ya hablé en otro post. Aquí añado algunas fotos de los coches que se pasearon por la ciudad.




Para que os hagáis una idea de a lo que me refiero, aquí van algunas cifras que he encontrado en un artículo. Los suecos presumen de tener más coches americanos restaurados que los propios americanos. Cada año, Suecia recibe por mar más de cinco mil coches -como Pontiac Silver Streaks o Plymouth Road Runners- que tendrán como destino el garaje de unos suecos apasionados por la restauración. Porque… no lo he mencionado pero, obviamente, ellos mismos restauran sus coche. No podría ser de otra forma en el país del Ikea. En muchas familias es una especie de tradición que incluso se inculca de padres a hijos. Solo hace falta un buen garaje lleno de herramientas y muchas ganas de devolver a la vida a unos coches con muchas historias sobre sus cuatro ruedas. Después de tanto trabajo, por supuesto que están deseando lucirlo en las calles ¿y quién no?

15 sept 2013

¡A por setas!: estrenando los bosques suecos


Hoy es el Día de los bosques (Skogens dag). Los suecos tienen días para todo, ayer fue el Día del caballo (Hästens dag) en Sundsvall y los niños tenían actividades en el parque de Norra Berget, tienen también, por ejemplo, días dedicados a determinados dulces (estos estoy dispuesta a celebrarlos todos). En fin, que estar pendiente del calendario sueco es una forma útil de ir conociendo la cultura del país.




Coincidiendo con esta celebración, nos hemos lanzado a hacer nuestra primera incursión en los bosques suecos. Hacía tiempo que teníamos pendiente ir a coger setas. Aquí es una actividad muy común: una cestita, unas botas de agua y ¡hala!, al bosque. Esta “equipación” tiene su explicación: la cesta porque las setas no pueden meterse, por ejemplo, en bolsas de plásticos porque se estropean y las botas de agua… bueno, las botas fue un consejo con el que nos insistieron varias personas. Razones como: pequeñas serpientes, garrapatas o protección en general. Vamos, a mí con la primera razón ya me convencieron, pero tengo que decir que no me he tropezado con ninguna. Y después de nuestro primer paseo puedo confirmar que fue una gran idea llevarlas, aunque sea solo por evitar los arañazos de las ramas. Porque nosotros hemos ido a campo través, nada de senderos, al bosque en su estado natural. Y eso hemos podido hacerlo porque nos ha acompañado nuestro cicerone particular, un cordobés afincado en Suecia desde hace décadas que nos está enseñando un poco de todo de la vida por estas tierras. Nosotros somos unos auténticos ignorantes en temas de setas (y si me apuras en cualquier cosa relacionada con la naturaleza en general, "chicos de ciudad" podríamos decir) así que es imprescindible ir acompañado de alguien que conozca los distintos tipos para evitar sustos. No hay que olvidar que las setas pueden ser peligrosas.



Nosotros íbamos buscando kantareller, las más habituales por aquí. De hecho están en todos los supermercados a unas 200 coronas el kilo. Sin embargo, por el camino encontramos también otros dos tipo de setas comestibles (trattkantarell y fårticka) y como resultado, dos cestas llenas hasta arriba. Hemos tenido la suerte de los principiantes. Ahora toca limpiar y lo mejor de todo, ¡comerlas!

P.D. Las fotos no son especialmente buenas, pero tenía las manos ocupadas intentando no perder el equilibrio. Los que me conocéis, ya sabéis que tengo “una gracia natural” para desenvolverme por campos, bosques y similares, con botas de agua y cesta al brazo, aún más ;D.

11 sept 2013

1, 2, 3, 4, 5... ¿qué hago con las vocales que me sobran?


Lo confieso. Cuando el número de vocales supera al de los dedos de una mano el proceso de reconocer y reproducir sonidos se me bloquea. Probablemente, por eso siempre me ha parecido especialmente complicado estudiar francés, soy una negada para la música y ahora no sé muy bien cómo enfrentarme a las vocales suecas. Aviso, este post va a ser una castaña teórica pero no todo va a ser hablar de sitios bonitos y de las fiestas nacionales suecas, ¿no? El día a día aquí también tiene su lado oscuro, así que a leer ;D.

La fonética, el conjunto de sonidos de un idioma, cuando aprendemos a una lengua extranjera es como entrar por primera vez en una ciudad desconocida. Resulta difícil ubicar las cosas que te rodean e incluso te resulta difícil ubicarte a ti mismo. Todo es desconocido y diferente. Estas dificultades aplicadas a los sonidos dependen en gran medida del origen del aprendiz y por eso, como española, me cuesta enormemente reconocer y reproducir los sonidos de las vocales suecas que no existen en nuestro abecedario o incluso diferenciar cómo suenan entre ellas (si un sueco me leyera se llevaría las manos a la cabeza: "¡pero si son completamente distintas!"... como si lo estuviera oyendo). Por ejemplo, me resulta muy complicado distinguir entre los sonidos de las siguientes vocales: A / Ä; I / Y; E / Ä; O / Å.  Aquí enlazo el alfabeto sueco para escuchar cómo se pronuncia cada letra y para que podáis entender mejor a lo que me refiero. 

Como mi oído es muy limitado y muy poco sensible a las pequeñas variaciones en la pronunciación de las vocales, me ha resultado útil acudir a la división soft/hard, es decir, vocales blandas y vocales duras. Esta imagen puede ayudar a entender la diferencia, hay que prestar atención al lugar  donde se produce el sonido (más atrás en el caso de las duras o hacia delante en las blandas), si probamos a generar los sonidos de las vocales fijándonos en esto, veremos que la posición de la lengua también varía, y es un poco más fácil aprender a distinguir por ejemplo la a (vocal dura) de la ä (vocal blanda).



Este tema de la colocación vocal te ofrece otros pequeños trucos para crear esos sonidos que en nuestra lengua materna no existen. Por ejemplo, la Y es considerada vocal en sueco pero ¿cómo distingue un español el sonido de la I? Pues otra vez, por la posición vocal. Para pronunciar la I colocaremos los labios con una sonrisa un tanto exagerada mientras que para la Y, pondremos los labios como si fuéramos a dar un beso. Esta explicación la encontré en un vídeo en inglés muy interesante de un canal de Youtube, Swedish2go, que repasa todo el alfabeto sueco y se adentra en el misterioso mundo de las vocales. Porque esto da mucho de sí, aún no he comentado nada sobre el aspecto principal de las vocales suecas, la gran noticia es que las hay largas y cortas. Y eso sí que es otro mundo, es la razón de que el sueco suene tan melódico, de hecho hay quien dice que los suecos no hablan, que cantan. Además es esencial dominarlo para poder hacerte entender en sueco. El que sea larga o corta, no solo afecta a la pronunciación de la vocal sino que también las consonantes que las preceden pueden variar.

Veamos algunos ejemplos de vocales largas y cortas, pinchando sobre las palabras se oirá el audio. 
NOTA: *Suelen ser vocales cortas cuando van seguidas de dos consonantes.

Vila (descanso) // Villa (chalé)

hat (odio) //hatt (sombrero)

tak (techo) // tack (gracias)

Aquí enlazo una demostración tanto del sonido de las vocales como su distinción entre largas y cortas. Hay que pinchar sobre las letras para oirlo. 

Y después de este rollo tremendo y teórico que acabo de soltar para aburrimiento de personal (eso sí, todo en versión de andar por casa), propongo una imagen graciosa (o ridícula, según se mire) para terminar. Bueno, será más bien una imagen mental: dos pobres españolitos en la cocina de un apartamento digamos en Sundsvall, por ejemplo, poniendo muecas de lo más raritas en sus caras mientras intentan pronunciar la i con una gran sonrisa o la y con un beso en sus versiones largas, cortas, etc. Y mientras, hacemos, digo… hacen la cena y se preguntan si realmente algún día serán capaces de hablar sueco de una forma medio decente.

P.D. El saber decir las vocales correctamente no será una condición indispensable para venir a visitarnos, que ya me estoy imaginando las excusas ;D.

8 sept 2013

STENSTANDAGARNA: viaje al pasado en Sundsvall


Este fin de semana las manecillas del reloj han enloquecido y hemos viajado en el tiempo. La ciudad ha vuelto a sus orígenes y sus calles se han llenado de gente luciendo vestidos decimonónicos, mercados artesanales, coches de época… Sundsvall ha celebrado los Stenstandagarna, lo que vendría a traducirse como “los días de la ciudad de piedra”. Una forma recuperar la historia de la ciudad y llenar su casco antiguo de actividades y, sobre todo, de visitantes dispuestos a ambientar el centro y sus alrededores.


Nosotros nos hemos limitado a pasear y disfrutar de la mañana del sábado pero la ciudad ha organizado un variado programa de actividades. Desde un ciclo de conferencias en el Ayuntamiento, teatros y escuelas de ajedrez para niños en el Kulturmagasinet a paseos en kayak o desfile de coches antiguos. En Stora torget se han colocado pequeños puestos artesanales donde puedes encontrar frutas y verduras (no pueden faltar las setas que llaman kantareller y blåbär, arándanos típicos de esta época), todo tipo de panes, miel, antigüedades, productos tejidos a mano, alfombras y mucho más. Algunos de los tenderos van vestidos de época y en la calle principal, en Storgatan, un par de caballos y unas antiguas carretas pasean a los más pequeños calle arriba. En los alrededores, un gran globo recuerda al usado en una expedición polar malograda mientras Emilia Wibron hace piruetas en la cuerda floja. En la zona del puerto, un pequeño circo y un recogido parque de atracciones para los niños. Los padres, por su parte, pueden entretenerse con el desfile de coches antiguos o la competición de vela.


Hace cinco años que la ciudad celebra los Stenstandagarna y sin grandes complicaciones, con la sencillez que caracteriza a este país, son capaces de organizar unas jornadas variadas, entretenidas y sin grandes pretensiones. Una excusa estupenda para disfrutar de un día de verano en Stenstan.

PD.  Para conocer un poco más esta zona de la ciudad, dejo el enlace a un vídeo que he encontrado en uno de los periódicos locales: Conoce stenstan. Aviso, la voz en off que cuenta los detalles lo hace, por supuesto, en sueco pero se puede disfrutar de las vistas ;D. 

3 sept 2013

Pausa y vuelta a empezar: Hej Sverige!


A veces las cosas surgen y tienes que tomar decisiones improvisadas. Eso nos pasó la semana pasada y como resultado he hecho un viaje relámpago a España. Vuelta a casa, mucho antes de lo previsto. Bienvenidas sean todas las improvisaciones si terminan así. Después de una semana arropada por la familia y amigos, desconectada de Suecia, burocracia y demás, toca volver a nuestra nueva realidad. Hay que reengancharse a los planes y a los deberes pendientes, recargar las ilusiones y crearnos poco a poco una nueva rutina, algo que no es tan fácil cuando estás en un país extranjero y tienes que sortear cada día pequeños obstáculos. Probablemente el mayor problema cuando llegas a Suecia sea conseguir un sitio donde vivir porque el alquiler es bastante problemático, el desajuste entre oferta y demanda es brutal y prácticamente te hacen un casting para alquilarte un piso. Afortunadamente, vinimos con ese problema resuelto de antemano pero aún nos quedan otras muchas cosas por hacer. 

Esta es mi lista de deberes para el mes de septiembre:

-Conseguir el personnummer, el famoso número de identificación sueco que te abre las puertas más variopintas: desde abrir una cuenta bancaria, asistir a los cursos de sueco subvencionados por el estado (Svenska för Invandrare), tener un teléfono de contrato o apuntarte al gimnasio de la esquina. Es el gran objetivo de todo recién llegado. Está costando pero estamos en ello, otro día ampliaré un poco el tema de la burocracia sueca porque da mucho de sí. A mí, de momento, me sigue quitando el sueño.

-Instalar internet en casa. Afortunadamente este objetivo ya está conseguido. Desde hace apenas unas horas, casi dos meses después, por fin tenemos un contrato con Telia (el Movistar sueco). Se acabó el turnarse para utilizar el usb y por fin podemos hablar por el  Skype normalmente con la familia y los amigos, sin tener que estar pendiente de las restricciones de los megas que nos quedan.

-Estudiar sueco. Y mucho. Aunque no pueda empezar el curso de SFI tengo que hacer el propósito de estudiar por mi cuenta, repasar los apuntes de las poquitas clases que tuve en Madrid y recurrir a internet, que es una fuente inagotable de recursos también en este caso. Es una forma muy limitada y bastante aburrida de aprender un idioma pero mientras no pueda ir a clase tendré que conformarme.

-Hablar más sueco. Aunque cueste, aunque la mayoría de las veces no sepa cómo se pronuncia ni si lo que intento decir tiene sentido. Si no te lanzas a la piscina y pierdes el pudor y la vergüenza no habrá forma de avanzar. Hasta ahora tenía dos excusas maravillosas para no hacerlo: primero, los suecos hablan un inglés casi perfecto y eso es estupendo pero también muy peligroso porque te acostumbras a ir a lo fácil; segundo, sin tener un mínimo de conocimiento de una lengua es muy difícil intentar desenvolverte en el día a día. Lo cierto, es que nos acomodamos a recurrir al inglés y siempre decimos eso de: “cuando empecemos las clases…” pero hay que ponerse las pilas porque aprender sueco es el paso definitivo para conseguir el último punto de  mi lista y el más importante de cara al futuro.

-Encontrar trabajo. Suena a utopía cuando vienes de un país que ronda una tasa de paro del 27 por ciento, pero es el gran objetivo. Afortunadamente, en casa contamos con el respaldo del trabajo de mi medio limón pero eso no cambia la situación. Encontrar un trabajo es esencial para integrarte en la sociedad y estar feliz contigo misma. Será mejor o peor, porque cuando llegas a un país extraño no siempre puedes elegir, pero será la llave que abrirá nuevas puertas: seguridad, nuevas amistades,  avances con el idioma, etc.


Así que hay que ponerse manos a la obra, ¡que hay mucho por hacer!