4 oct 2014

Mi primer día en una pequeña escuela sueca



A una hora de casa, recorriendo en tren paisajes parecidos este, está mi nueva escuela. Un escuela pequeñita -apenas hay 75 alumnos- en un pequeño pueblo frente a este lago que se ve en las imágenes que tomé mientras esperaba el tren de vuelta a casa. Ayer fue mi primer día allí,como profesora de español para los cursos 7,8 y 9. Que quiere decir básicamente que hablamos de alumnos de entre 13 y 15 años que han elegido estudiar español. 

Este es mi nuevo reto, enseñarles mi idioma y compartir con ellos un poco de mi cultura. Y tengo que decir que, a pesar de los terribles nervios del primer día, en el que todo está fuera de tú control porque no sabes cómo funciona el tren, dónde están las clases, cómo serán las alumnos o dónde tomarte un café... a pesar de todas esa incertidumbre de empezar algo nuevo, creo que superamos la primera prueba. Los alumnos y yo ;). 


En general, las diferencias entre las escuelas suecas y las españolas son enormes. Ya me lo imaginaba antes de venir a Suecia pero después de un año aquí, y habiendo pasado por varios colegios y algún instituto ahora soy más consciente de que somos la noche y el día, tenemos un enfoque completamente distinto. Pero merece la pena que otro día hable de ello. De momento, solo quería comentar esta experiencia del primer día. Me ha sorprendido la cálida bienvenida de los profesores y, en general, el buen ambiente. La cercanía es lo primero que me ha llamado la atención, no solo entre los profesores sino también en la relación alumno-profesor, supongo que también tendrá que ver con que la escuela sea pequeñita.

Por supuesto los niños van descalzos que para eso estamos en Suecia ;D. Dejan sus zapatos en el zapatero de la entrada, junto con los abrigos y  se mueven por la escuela en calcetines. ¡Y los profesores también! Aunque la mayoría recurre a unas zapatillas  de estar por casa, zuecos, o gruesos calcetines de lana. (Próxima tarea: buscarme un calzado de interior que se me saque del apuro porque yo, que de pequeña tenía pesadillas en las que llegaba al colegio en zapatillas porque olvidaba ponerme los zapatos, no me veo dando clase así! Tendré que buscar alguna solución intermedia. ;P.

Así que por aquí estaré un día a la semana durante los próximos meses. Lo compaginaré con la enseñanza de español como lengua materna para otros colegios y, por supuesto, con mi curso intensivo de sueco en Komvux. Así que voy a estar de lo más entretenida, ¡afortunadamente1 ;D.  Me despido con una foto de las vistas que se disfrutan desde el colegio. ¡Con esas vistas seguro que es el trabajo es mucho más llevadero!




2 comentarios:

  1. Que envidiaa jaja. Me encantaría ser profesora de español en Suecia :) Y el lugar...hermoso.

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  2. Es sitio es muy bonito Laura, aunque me pilla muy lejos de casa :S. Esperar el tren con esas vistas es casi relajante, nada que ver con los agobios del metro y el cercanía de Madrid que me tocaba aguantar antes para ir a trabajar ;D.

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